Solo ha pasado un día desde que la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, anunció los resultados de los comicios legislativos del pasado seis de diciembre. A pesar que las elecciones fueron el domingo, se hace hincapié en que han transcurrido un poco más de 24 horas para asimilarlo porque el ente rector electoral se tardó nuevamente en anunciar los resultados con tendencia irreversible. Así pues, el CNE dejó en ascuas a los ciudadanos otra vez e hizo caso omiso a las solicitudes y recomendaciones de acompañantes internacionales de informar lo más pronto posible la conclusión de la jornada electoral para disminuir los niveles de incertidumbre. Para entender el cambio de paradigma político que se está gestando en Venezuela es necesario comprender el sentir – empleando el vocabulario del Gobierno – del Poder Popular y las bases sociales.


Las ciudades de Guatire y Guarenas pertenecientes al estado Miranda han sido tradicionalmente bastiones chavistas al menos durante las últimas elecciones municipales y parlamentarias. Desde que comenzó la campaña el 13 de noviembre de 2015 las calles, paredes e incluso sedes de organismos del estado e instituciones financieras públicas se tiñeron de un rojo oficial que hasta un ciego sentiría en su piel. No obstante, desde el 5 de diciembre la intención de votos y los ánimos por sustituir el rojo por azul en estas dos ciudades históricas se hacía sentir hasta en las conversaciones de las camionetas que partían desde Caracas:

– ¿Por qué votar por una gente que ya tiene tiempo ahí? No nos alcanza ni para los estrenos de diciembre chama –  interpeló un joven sentado a su compañera que iba de pie el sábado de la víspera de las elecciones.

– Mano es que la plata no nos rinde para nada. Ellos si están muy cómodos en sus casa y sus millones y uno comiéndose un cable todos los días y pendiente que no te quiten en la calle lo poco que tienes, estoy harta. Por eso mañana a votar abajo, a la izquierda por la manito  – le respondió cantando una muchacha que no llegaría a los 25 años de edad.

–Sí chama, abajo, a la izquierda y por la manito – repitió el joven cantando el jingle de la Mesa de la Unidad Democrática.

Los argumentos de la conversación giraron en torno a lo mismo: la imposibilidad de que las personas pudieran desarrollarse económicamente. El afán y la emoción entre los dos conocidos que hablaban de política dieron pie para que el resto de los pasajeros del autobús conversaran sobre lo mismo. No obstante, al bajarse el joven que iba sentado y que anhelaba los estrenos de navidad, el chófer que iba silencioso opinó:

– Claro, ese quiere que ganen los de la manito porque es marico, todos ellos son unos maricos que no volverán – manifestó con rabia el conductor del autobús a su colector quien se rió del comentario.

La opinión del chófer fue el desencadenante de una acalorada discusión entre la mayoría de los pasajeros y él. Todos le cuestionaban al hombre detrás del volante si la realidad económica del país era positiva. Incluso una señora mayor lo tildó de ignorante al recordarle que era el partido oficialista, al que él defendía, el que había promovido actualmente en la Asamblea Nacional el tema de matrimonio igualitario. Además también le recordaron que gracias a la poca regulación en el Parlamento, sucedían atropellos como los del cobro inflado del pasaje sin ajustarse a las tarifas vigentes, tal como ocurrió en ese viaje.

Transcurrida la “fiesta electoral”, la voz de las ciudades satélites Guatire y Guarenas fue un reflejo de ese episodio en el autobús. De acuerdo con el boletín del CNE, la circunscripción 4 de Miranda, a la que pertenecen esos dos pueblos, eligió con más de 50 % a la candidata de la Unidad, Adriana D´Elia, para que los representara en el Hemiciclo, pasando por encima de los hijos de Chávez,  Blanca Eekhout y El Potro Álvarez, siendo este último quien trató de establecer conexión con sus votantes haciendo conciertos en los barrios de la zona. Definitivamente, la música que querían escuchar los habitantes era la del cambio.


Durante la jornada electoral del seis de diciembre el civismo fue lo que marcó la pauta de la asistencia a los centros de votación. Bastaba con observar los operativos especiales de transmisión de los medios de comunicación públicos y privados para saber que desde tempranas horas de la madrugada las personas se apostaban a las afueras de los colegios para sufragar.

En Caracas, a las diez de la mañana, específicamente en la avenida principal de Las Palmas, en el colegio La Consolación, el ánimo se reflejaba en las sonrisas de los jóvenes y ancianos.

–¿Por qué votar este seis de diciembre? – preguntaba un periodista a una mujer de la cola, haciendo el tradicional recorrido por los centros.

–Porque quiero un cambio y porque es mi derecho– le respondió educadamente ante la cámara que tenía el botón rojo que indicaba grabando.

A las 10:15 a.m. estalló una ola de aplausos en las tres cuadras que albergaba a los votantes del colegio La Consolación: el candidato de la Mesa de la Unidad Democrática por el circuito tres de Caracas, Henry Ramos Allup, bajaba para hacer la cola que le daría ingreso a su centro de votación.

–¿Por qué hacer la cola y no usar su pase como candidato para votar rápido? – interrogaba el mismo periodista que hacía el recorrido en ese momento.

–Porque uno antes de político es ciudadano, ser candidato no te hace más ni mejor. Estoy aquí para acompañar a mis votantes– le argumentó Allup al comunicador social.

El ambiente se replicaba en los centros de votación aledaños. En el circuito tres de Caracas las personas, al salir de sus mesas con el meñique teñido de morado intenso, esperaban con fe que los resultados fueran el reflejo de su voto. No puede ser coincidencia que, luego de que el CNE anunciara los resultados a través del segundo informe, todos los circuitos del Distrito Capital se unieran bajo el color azul del cambio, incluyendo zonas del oeste como el 23 de Enero y el centro electoral del “Eterno Comandante”, en donde ganó la MUD.


Para el día de las elecciones Petare seguía vestida en sus calles con los residuos de los afiches de la campaña de los candidatos William Ojeda (Min-Unidad) y Haiman El Troudi (Gran Polo Patriótico). Frente a cada centro de votación seguían expuestos afiches de la campaña de los dos candidatos, pese a que la Ley Orgánica de Procesos Electorales (Lopre), regula el retiro de la propaganda. A las tres de la tarde, en la Unidad Educativa Dr. Jesús Arocha de Petare se coló como pólvora la información de que El Troudi y Ojeda estaban por llegar porque allí votaría el candidato del GPP. La información hizo que algunos votantes se quedaran rezagados para esperar y ver a los que eran aspirantes a una curul para ese momento.

No hubo aplausos, ni abucheos. Solo una concentración de personas en la entrada del centro electoral. Los guardaespaldas se apostaban a los laterales de Haiman El Troudi y William Ojeda para acompañarlos en el interior de la unidad educativa. Las personas miraban a los recién llegados. Nadie se acercó a ellos, al contrario, los candidatos eran quienes se dirigían hacia las personas para saludar. Tampoco hubo intención de tomar “selfies” con los candidatos.

Al final de su votación, El Troudi declaró a los medios y acotó el problema que se presentaba desde horas de la mañana con los votos nulos. Fue uno de los pocos candidatos del oficialismo que se pronunció al respecto durante el proceso. También aseveró en ese momento, que cualquiera que fuera el final, reconocería los resultados.

El siete de diciembre se supo el deseo del pueblo mirandino. Aunque la mayoría de los diputados electos en ese estado son de la oposición (7), Haiman El Troudi fue uno de los cinco parlamentarios que se adjudicó el GPP en Miranda.


El siete de diciembre de 2015 a la una de la madrugada se materializó en las palabras proferidas por la rectora del CNE, Tibisay Lucena, la llave de la puerta del cambio político en Venezuela. Como lo dijo Lucena en reiteradas ocasiones antes de efectuarse los comicios parlamentarios: “el sistema electoral venezolano es el mejor del mundo y es el reflejo de la voluntad del Soberano, la ciudadanía”. También vale la pena entender las razones que el politólogo Miguel Ángel Latouche le atribuye al pueblo venezolano sobre los resultados:

“Estamos en presencia de un gran ejercicio de voto castigo de la ciudadanía en pleno ejercicio de sus derechos. Esto es una respuesta contundente de la construcción de la barbarie, de un gobierno que ha actuado ineficiente en lo económico; desde el punto de vista política cooptando espacios democráticos; en el ámbito público imponiendo formas autoritarias”

Así pues, el Poder Popular decidió cambiar el mapa político de la Asamblea Nacional. Y, citando al politólogo Ennio Cardozo, el pueblo venezolano abrió la puerta del cambio y la de “una crisis de gobernabilidad” para el año 2016.

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