Henry Ramos Allup (C), deputy of Venezuelan coalition of opposition parties (MUD) and president of the National Assembly, talks to deputies of Venezuela's United Socialist Party (PSUV) during a session in Caracas January 5, 2016. REUTERS/Carlos Garcia Rawlins

Desde la instalación de la nueva Asamblea Nacional el pasado 5 de enero se han dado ciertos momentos que han quedado grabados en la memoria de los venezolanos y en internet, como era de esperarse. Para empezar, la oposición venezolana nunca había tenido ningún tipo de mayoría en el parlamento desde que el chavismo llegó al poder en 1998. Eso quiere decir que la oposición jamás contó con un Presidente en la Asamblea Nacional, ni siquiera con algún vicepresidente.

Siguiendo con los puntos interesantes (y no tan políticos), el Presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, tiene una de las cuentas de Twitter más populares. Cuenta con 612.000 seguidores y se unió a la red del pajarito azul en 2010, cuando ni siquiera era diputado a la Asamblea Nacional. Por cierto, para las personas que siguen con frecuencia las sesiones del parlamento venezolano y que ven como figura trascendental al Presidente Ramos Allup, deben haberse dado cuenta de que el hombre de Acción Democrática le pega constantemente al micrófono para constatar que esté encendido (aunque él tiene el control de abrir o cerrar el micrófono).

Golpecitos, 140 metros y una campana

En todo caso, Ramos Allup nunca había tenido la oportunidad de estar montado en esa cúspide y, por ende, no usaba ese micrófono. En la sesión del pasado martes 19 de enero Henry Ramos Allup le pegó al micrófono nada más y nada menos que 50 veces, esto lo hizo en una sesión que duró menos de 3 horas. El Presidente de la Asamblea superó su propio récord, impuesto en la instalación del parlamento, cuando le pegó al micrófono con su mano unas 40 veces. Vale acotar que el constante golpeo del micrófono ha hecho que los encargados se sonido de la Asamblea Nacional tengan que bajar el volumen cada vez que Ramos Allup da sus cada vez más famosos golpecitos.

Otro elemento notable es el camino de Héctor Rodríguez, diputado a la Asamblea Nacional por el estado Bolívar y jefe de la bancada chavista (o Bloque de la Patria, como se han autodefinido). El joven parlamentario se sienta justo en la primera silla curul del lado de su bancada, pero en realidad pasa poco tiempo sentado. Casi siempre está de pie, bien sea hablando con los diputados de la oposición Stalin González, Julio Borges, Miguel Pizarro, etc., o subiendo y bajando las escaleras que conectan el patio del Parlamento con la silla presidencial que ocupa Henry Ramos Allup.

Desde el puesto de Rodríguez hasta el frente del presidente de la Asamblea Nacional hay entre 8 y 10 metros de distancia. En una sesión “tranquila” (se dice de una en la que el diputado Rodríguez no camina hasta el puesto del presidente más de 5 veces) el parlamentario sube a hablar con Henry Ramos Allup unas 7 veces por sesión, lo cual se traduce en que camina entre 112 y 140 metros en poco más de 4 horas. Además, cada vez que Rodríguez se dirige al puesto de Ramos Allup, le aparta el micrófono de su boca, como para evitar que se escuche algo de lo que puedan estar hablando.

En el siguiente video se aprecian los dos puntos anteriores. Al diputado Rodríguez hablando con Ramos Allup y a este último darle uno que otro golpe al micrófono:

YouTube video

Una característica resaltante en Henry Ramos Allup es el popular toque de campana. Esa misma que se ve en algunos mostradores de algunos hoteles todavía, pero que fue muy popular hace unos años para solicitar atención por parte del personal que trabajaba en el hotel. El diputado adeco hace sonar la campana cada vez que inicia la sesión y cada vez que se vota algo en el parlamento. Se apruebe o no, siempre después de la votación a mano alzada (con la señal de costumbre) de los diputados, el Presidente de la Asamblea hace sonar la campana, como para indicar que el punto ha sido cerrado. También el pasado martes 19 de enero se contó las veces que sonó la campanita y fue en un total de 11 ocasiones, esto en una sesión que no llegó a las 3 horas de duración.

En fin, una de las tantas ventajas que ha traído el hecho de que la prensa pueda ingresar libremente (siempre con su credencial) al hemiciclo parlamentario es que se pueden ver algunas mañas de los diputados, quienes en los últimos años estuvieron aislados de todo escrutinio y contacto con los periodistas. Por ejemplo: hay diputados que comen maní y tienen la gaveta de su mesa bastante sucia, pero pareciera que nunca la limpian y lo que hacen es acumular el desperdicio. Hay unos que se comen hasta cuatro paquetes de goma de mascar en una sesión de más de 4 horas; hay diputados que no han tomado derecho de palabra en todo el tiempo que se ha sesionado; hay algunos que se gritan improperios de bancada a bancada e incluso se retan a irse a las manos en los baños del Palacio Federal Legislativo; hay algunos que llevan su propio vehículo, hay otros que salen caminando y toman un taxi y hay algunos que van con un chofer, pero lo más divertido es poder ver a parlamentarios del chavismo y de la oposición hablar tranquilamente antes o durante cualquier sesión a pesar de que se crea que se odian a muerte, algo que simplemente demuestra que no hay trinchera eterna ni inquebrantable, pero sí una vocación de diplomacia y negociación que no siempre se ve a través de las cámaras.

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