La muerte del concejal del municipio Libertador de Caracas, Fernando Albán, sigue generando más interrogantes que respuestas. Contradicciones entre el fiscal Tarek William Saab y el ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Néstor Reverol, sobre cómo ocurrieron los hechos, alimentan más las dudas sobre su deceso.
Para el consultor político y presidente de Datincorp, Jesús Seguías, hay que comenzar desde la versión gubernamental del suicidio para hacerse las primeras preguntas:
“¿Qué impulsó a Fernando Albán, dirigente de Primero Justicia, a suicidarse? ¿Cuál fue el motivo para que alguien que, de manera muy normal, tenía planes de viajar al exterior tomara la decisión repentina de quitarse la vida? ¿Qué hizo la diferencia entre un boleto aéreo internacional en Maiquetía y la boleta de encarcelamiento en el Sebin?”, dijo el analista político.
“¿Albán tomó la dura decisión de quitarse la vida por el solo hecho de haber sido preso? ¿O fue acaso el buen trato que le dieron y eso lo conmocionó y decidió poner fin a su vida? ¿O fueron las torturas físicas y/o sicológicas recibidas (o ambas a la vez), lo cual condujo a un suicidio inducido o forzado?”, continuó el analista.
Para dirigentes de Primero Justicia, partido al que pertenecía Albán, las presiones a las que fue sometido desde su aprehensión el pasado viernes, 5 de octubre, para incriminarlo en el atentado fallido contra Nicolás Maduro del 4 de agosto, y que además vinculara a Julio Borges, fueron parte de las acciones que habría cometido el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).
Según la hipotésis del suicidio, Seguías afirmó que solo las torturas psicológicas y físicas que pudo haber recibido sería “la única creíble dentro de la hipótesis del suicidio. Y de haber sido así, entonces ya estamos hablando igualmente de un crimen”.
¿Pero si fue un asesinato? “Albán murió debido a las torturas, quizás una costilla fracturada por un objeto contundente (el bate es pieza predilecta de los torturadores) lo cual le perforó el corazón. Obvio, un suicidio con una soga en el cuello no eliminaría las evidencias de la tortura. Solo una caída con alto impacto corporal podía camuflar los signos de la flagelación y la crueldad”, sostuvo.
El coordinador nacional de Primero Justicia, Julio Borges, afirmó este lunes, 8 de octubre, que el cuerpo de Albán fue lanzado del edificio del Sebin en Plaza Venezuela, pero ya había fallecido cuando cometieron este acto. Se basó en informaciones que le dieron funcionarios del mismo Sebin y de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim).
Jesús Seguías también se preguntó cómo si al resto de los presos políticos cuando van al baño están escoltados, cómo entonces dejaron ir solo al concejal Albán.
Pero en cualquiera de las dos hipótesis que hay recordó la responsabilidad absoluta del Estado.
“Nadie puede decir que el ‘suicidio’ fue una orden presidencial hasta que se demuestre lo contrario. Lo único cierto es que sí se está aplicando tortura severa en los calabozos de la policía política venezolana. Es posible que finalmente se reconozca que la intención de los funcionarios torturadores no era matar a Albán y que se les pasó involuntariamente la mano. Pues igual la tortura sigue siendo un crimen de lesa humanidad ¿O no?”.
El analista señala que la versión del Gobierno “es inconsistente”, por lo que no les será fácil desligarse de la acusación de homicidio.
“Y ello pone en tela de juicio todas las vestiduras rasgadas en contra de las torturas en décadas pasadas en Venezuela. Carlos Andrés Pérez tuvo el coraje de admitir la responsabilidad de su gobierno ante el asesinato de Jorge Rodríguez padre y enjuiciaron a los responsables ¿Harán lo mismo Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez y Jorge”.
Foto Efe/ Miguel Gutiérrez
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