La tercera reunión del diálogo no se dio el 6 de diciembre como habían prometido las partes. La arruga de los “incumplimientos” de parte de un bando y de otro se corrió hasta 2017. El próximo encuentro para las negociaciones quedó fijado para este viernes 13 de enero; sin embargo, poco se sabe sobre si la MUD y el Gobierno se verán las caras en el mismo cuarto, o si los mediadores serán quienes notifiquen las condiciones impuestas de cada lado.

Los acuerdos de la última reunión —como la ejecución de nuevos comicios en Amazonas o la designación de nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral— no se dieron. Ahora la oposición se sienta a la mesa con una reestructuración interna en su agenda y el Gobierno lleva consigo los llamados de atención hechos por la Iglesia.

¿Cómo llega la MUD a la tercera reunión del diálogo?

Para el director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (CEP-Ucab), Benigno Alarcón, el tipo de negociación que está manejando la oposición no llevará al cambio político que la población tanto reclama. “La agenda del diálogo no puede ser impuesta de un lado. Tienen que estar los temas que les interesan a las dos partes”, dijo.

El especialista cree que la reunión de este 13 de enero se dará por separado y únicamente con los mediadores, ya que la MUD alega que el Gobierno incumplió los acuerdos y se niega a sentarse.

El politólogo y profesor universitario Jesús González opinó que la oposición debe llevar a la mesa de negociaciones las elecciones de gobernadores y alcaldes y no dar su brazo a torcer.

“Ninguno de los puntos principales en la agenda de diálogo se han cumplido y la crisis no espera. Ambas partes han quedado muy mal paradas”, expresó. (Ativan) Añadió que la MUD puede ganar otros espacios clave a través de las elecciones, así como lo hizo el pasado 6 de diciembre de 2015.

No obstante, dijo que una de las debilidades de la coalición opositora es la poca claridad en la estrategia. Aún así, aplaudió la iniciativa de reestructurar su base social para tener un mejor rendimiento.

La transformación de la Mesa de la Unidad Democrática al Congreso Nacional de la Sociedad Democrática (Conasode) también es una iniciativa que Alarcón considera importante. La incorporación de la sociedad civil a la coalición es un paso clave que, aseguró, debió haberse dado antes.

“Así como dicen que la guerra es muy importante para dejársela a los militares; yo digo que la política es muy importante como para dejársela a los políticos nada más”, afirmó. Con este paso, el director del CEP Ucab espera que la MUD no sea solo una unidad en cuanto a eventos electorales se refiere, sino que exista también una unidad de criterio al momento de trazar estrategias.

Deslice la barra para conocer cuáles fueron los acuerdos de la reunión del 11N y cuál es su estatus hasta la fecha 

¿Y cómo llega el Gobierno?

Para ambos especialistas, la posición del Gobierno frente al proceso de diálogo va a ser la misma: “hacerse la víctima”. Para González y Alarcón, este papel se ve reflejado no solo en las reuniones, sino también en el discurso del día a día de la dirigencia revolucionaria.

“Las estrategias de la guerra económica y del golpe de Estado estarán presentes en las reuniones del Gobierno con los mediadores del Vaticano y la Unasur. Las usarán para culpar a otros de los principales problemas que tienen. El año pasado les funcionó y este año no deberían modificarlas”, indicó el politólogo.

Alarcón señaló que, como prueba de este discurso, fue creado el Comando Especial Antigolpe por la Paz y la Soberanía.

“El Gobierno llega a la mesa con muchas dudas y cuestionamientos sobre su buena conducta. Llega más debilitado por la situación interna, pero también con menor credibilidad ante la comunidad internacional por los llamados de atención del Vaticano“, explicó el director del CEP Ucab.

Para Alarcón, el Psuv también se sienta en la mesa con menos interés por el proceso de diálogo, porque la oposición no tiene elementos para ejercer presión. En octubre el escenario era distinto, pues la Organización de Estados Americanos tenía los ojos sobre Venezuela y existía la presión de calle con las movilizaciones convocadas por la oposición.

“A la comunidad internacional el Gobierno le va a decir yo soy el que se porta bien y los que se portan mal son los otros“, afirmó Alarcón.

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