“¡Las calles son del pueblo, no de los colectivos!”, cantaban los manifestantes que acompañaron a los diputados opositores a denunciar las actuaciones del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ante el Ministerio Público (MP). Un piquete de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) separaba a la oposición de los colectivos armados. Mientras tanto, puertas adentro, la fiscal Luisa Ortega Díaz se pronunciaba sobre los fallos 155 y 156 de la Sala Constitucional. “En dichas sentencias se evidencian varias violaciones al orden constitucional”, sentenció.
Antes de las 10:00 am, hora en la que la oposición había convocado a sus simpatizantes para entregar el documento, piquetes de la Guardia Nacional Bolivariana custodiaban las puertas del MP.
Las horas de espera frente al edificio público parecían tranquilas en comparación con lo que había sucedido horas antes en el TSJ, cuando los cuerpos de seguridad del Estado detuvieron al menos a cuatro estudiantes y agredieron a periodistas.
Un grupo de manifestantes llegó en metro hasta la estación Parque Carabobo cuando dieron la alerta. “¡Los colectivos vienen para acá!”.
José Guerra, Miguel Pizarro, Milagros Varela y Alfonso Marquina conformaban el grupo de diputados que asistió a la convocatoria. Todos se quedaron esperando al presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, para que entregara el documento, pero nunca llegó. Sin embargo, la oposición sí pudo consignar la denuncia ante el MP.
Inmediatamente, en motos y armados, los colectivos se presentaron en el sitio. “¡No volverán, no volverán!”, gritaban los afectos al oficialismo. Del otro lado gritaban: “¡Elecciones ya! ¡Elecciones ya!”. Un piquete de la GNB intercedió y separó a los dos bandos.
Los manifestantes desplazaron a los colectivos hasta la esquina de la plaza de Parque Carabobo con la intención de hacer que se retiraran. La policía, en el medio, forcejeaba, tratando de mantener sus escudos firmes entre el tumulto. Con gas pimienta lograron dispersar a la multitud por un momento. Minutos después, ambos bandos volvieron al “ring” y tiraron la primera piedra.
Al menos dos personas resultaron heridas por pedradas. Ambas militantes de Primero Justicia: La primera, en la cabeza; el segundo, en la nariz. Los dos fueron sacados del sitio en las camionetas de los diputados.
Frente a los gritos y los empujones de la plaza, dentro del edificio del MP, la Fiscal General ofrecía un balance de la gestión de su despacho durante 2016. De repente, con la voz agitada, concluyó su rendición de cuentas con un pronunciamiento sobre los fallos del TSJ.
“Considero un deber histórico ineludible, no solo en mi condición de Fiscal General de la República, sino como ciudadana de este país, referirme a las recientes decisiones signadas con los números 155 y 156 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. En dichas sentencias se evidencian varias violaciones del orden constitucional y el desconocimiento de Estado consagrado en nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”, dijo con la voz entrecortada.
Una tensa calma quedó tras la separación del oficialismo y de los opositores, sin que ambos supieran lo que la Fiscal había declarado desde su despacho. “¡Váyanse porque este es el momento en el que roban los equipos!”, recomendó el diputado Miguel Pizarro a los periodistas. Después partió en una camioneta para ir a la rueda de prensa de la Mesa de la Unidad Democrática.
Los manifestantes que seguían en el sitio tomaron una calle aledaña para subir hacia la avenida Urdaneta. Ahí fueron emboscados por los colectivos, quienes tiraron más piedras y lanzaron bombas lacrimógenas.
La manifestación se dispersó y los colectivos, algunos enmascarados, pudieron tomar la avenida donde se encuentra el MP. “¡No volverán! ¡No volverán!”, gritaron desde los megáfonos. Solo los periodistas y algunos políticos sabían que los diputados y la Fiscal General denunciaron casi al mismo tiempo la ruptura del orden constitucional.