Las cifras negras de la represión del Estado en dos meses de protestas dan cuenta de 55 muertos y 1.000 heridos, de acuerdo con la información que aportó la fiscal general de la Rpública, Luisa Ortega Díaz, el miércoles  24 de mayo.  A esta  espiral ascendente se suma la de presos políticos; se contabilizan 303, según cálculos del Foro Penal Venezolano, dados a conocer el viernes 26 de mayo.

Más allá de estos números, la oposición venezolana, cuyos líderes están representados mayoritariamente en la Mesa de la Unidad Democrática y en la Asamblea Nacional, ha ganado varios rounds en esta pelea asimétrica que entabla con el Gobierno. El contrincante oficialista luce debilitado, pero más peligroso. Eso lo lleva a tomar medidas extremas e incluso aborrecibles para sus seguidores, según analistas.

Para Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), entre lo que ha ganado la oposición destacan la unidad y el reconocimiento internacional. A esta opinión se suma Félix Seijas Rodríguez, director de la encuestadora Delphos.

Alarcón arguye que en la Organización de Estados Americanos (OEA) hay una posición más firme contra el Gobierno. “Para la reunión de cancilleres se han anotado más de 20 países. De esos, 20 inscritos en principio van a pronunciarse contra el Gobierno y a favor del restablecimiento de la democracia. Eso supera los dos tercios de los países miembros de la OEA. Y más allá de América Latina y del Caribe, en Europa vemos la misma posición. Creo, sin lugar a dudas, que eso es una consecuencia positiva de la protesta”.

Seijas considera que  la coyuntura ha servido para  que la oposición muestre una cara más unida, para cohesionarse un poco más, algo en lo que quizá venía fallando. “Ha demostrado una fuerza tremenda de calle. Una resistencia bárbara que tiene un gran mensaje, no solo para la misma oposición, sino también para la comunidad internacional y para las personas que siguen el chavismo. Esto viene despertando alertas ahí. Hay seguidores del chavismo viendo las cosas que están ocurriendo y los excesos del chavismo”.

Ambos analistas observan que al estar contra las cuerdas el Gobierno tomó medidas desesperadas. El profesor de la Ucab incluye entre esas medidas la convocatoria  a la Asamblea Nacional Constituyente. “Más allá de producir una nueva Constitución, va a generar un órgano supraconstitucional para no depender de otros poderes, como la Asamblea Nacional, la Fiscalía. El Gobierno trata de eludir los límites de la Carta Magna y trata de hacerlo con la Constituyente. Pero vemos una oposición más cohesionada y más fuerte en sus posiciones en tono a la Constituyente”.

Con esta observación coincide Seijas. Manifestó que la Constituyente acentúa la división. “Están haciendo la Asamblea Constituyente de una manera completamente arbitraria y esto, por ejemplo, nunca lo hubiesen hecho, y hubieran preferido no hacerlo, si no hubiese existido esta presión de calle, que están tratando de apaciguar de diferentes maneras, pero no lo han logrado”.

El director de Delphos agrega que: “Tuvieron que llegar a este tipo de medidas un tanto desesperadas.  El Gobierno ha tenido que dar pasos que ya en este momento denotan claramente sus intenciones totalitarias y de avanzar hacia un Estado comunal dándole la espalda o sin consultar al pueblo. Es algo importantísimo, porque le dificulta el apoyo internacional que le venían dando y facilita respaldos a la oposición de otras posiciones que quizá hubieran estado dudosas en la parte internacional. Y ( al Gobierno) lo debilita en cuanto a apoyo popular. Se han visto obligados a dar este paso y esto ocurre gracias a estas semanas de protesta”.

Los signos del debilitamiento del Gobierno lo observan en el deslinde que han hecho algunos funcionarios como la Fiscal General y los magistrados del Tribunal Supremo de Justica: Danilo Mojica y  Marisela Godoy.

Alarcón añade que la línea de resquebrajamiento también va en dirección de algunos jueces y fiscales que se han negado a abrir procedimientos a algunos manifestantes. “El Gobierno ha tenido que recurrir a los tribunales militares, lo que es ilegal, porque no confía en los tribunales civiles y fiscales que se encargarían de los casos. Hay un proceso de desarticulación del aparato del Estado y se ven ciertas fracturas”.

La transición

Alarcón y Seijas son de la idea de que Venezuela va hacia una transición, pero difieren en cuanto al camino que esta seguirá.

Alarcón considera que ahora se está en esa lucha, pero considera difícil predecir cuál será el desenlace. “Lo importante es que la oposición tiene la mayoría a su favor, así como a la comunidad internacional. Mientras que el Gobierno usa la fuerza y la represión. ¿Hasta dónde llegará la sustentabilidad del Gobierno?  No será a mediano o largo plazo. Solo a corto plazo, porque no tiene apoyo político y eso es muy complicado: genera inestabilidad dentro de propio Gobierno y, por ejemplo, en la Fanb. Yo apostaría porque se dará una transición democrática. Definirlo no es fácil, pero hay una mayoría tratando de producirla en el choque entre estas dos fuerzas”.

Seijas no tiene dudas de que se transita hacia algo. Y cree que el tránsito hacia la democracia aún no ha comenzado. “Estamos transitando hacia algo que no sé en qué va a terminar. También pudiésemos estar transitando hacia un sistema más cerrado, mucho más autoritario. Hay que tener cuidado con eso. Todo lo que está ocurriendo puede producir una transición, pero no se hacia dónde. Esperemos que sea hacia un sistema democrático, pero ese sistema democrático aún no se ha iniciado, porque se está en un proceso de protestas y operaciones políticas para tratar de llegar a esas condiciones. Mientras el Gobierno no sienta la necesidad de sentarse a negociar el proceso de transición hacia la democracia no ha comenzado”.

Ahonda en su tesis y señala que el Gobierno, hasta ahora, con sus llamados al diálogo trata de desarrollar tácticas para tratar de apaciguar la calle, para tratar de ganar tiempo en este sentido. “Pero realmente no es que sienta la necesidad de negociar y eso  lo vimos el año pasado, una invitación a dialogar cuando en realidad no tenían  ningún interés más allá que apaciguar una coyuntura  inicial que se tenía con un inicio de protestas populares”.

También apunta que si el Gobierno arma una mesa de diálogo y la oposición responde “va  a un proceso desigual, asimétrico, en el cual una de las partes quiere negociar y la otra, simplemente está ahí más o menos en plan de show. Con un objetivo claro que no es precisamente tratar al otro por igual para llegar a acuerdos”.

De otra cosa está seguro Seijas: el Gobierno no dará un paso atrás en la Constituyente. “Van a elegir a los asambleístas y saldrán victoriosos de ese proceso, porque participarán solamente ellos. Entonces, la instalarán y estará un tiempo indefinido trabajando. Luego, saldrá una Carta Magna que aplicarán inmediatamente”.

Con ello, agrega, logrará cierto respaldo constitucional para eliminar a los alcaldes y gobernadores e incluso obtendría financiamiento externo. Esa entrada de dinero que le hace falta desesperadamente al Gobierno. En ese escenario también desaparecería la Asamblea Nacional. “Las protestas continuarán y la única manera de que eso se detenga es que este proceso de  protestas llegue a resquebrajar o a crear fisuras dentro de bloque de poder  principalmente en la Fanb. Si esa fractura no se llega a dar, no creo que  estas manifestaciones vayan a lograr parar esa elección de la Constituyente”.

De realizarse los comicios regionales y locales, Seijas afirma que la oposición ganaría 20 gobernaciones y, también, aumentaría su cuota en las alcaldías. Pero no ve un escenario favorable en el supuesto negado de que la oposición decidiera participar en la elección de los constituyentes.  Explicó que la selección en lo sectorial es bastante grande y en lo que la oposición no tendría control, entre otras cosas, porque la base de datos no será auditable. “Uno supone que terminará favoreciendo al Gobierno”.

Tampoco ve oportunidades para que la MUD se imponga en lo territorial, escogencia de los asambleístas en los municipios. ”Se habla de que se escogerá un asambleísta por municipio; esto equipara un poco las fuerzas, pero como no se respeta el principio de la proporcionalidad, si se une una cosa con la otra será muy difícil para la oposición lograr tener la mayoría de la Constituyente”.

De no darse el quiebre en la institución castrense, Seijas dice que Venezuela estará  gobernada con un nuevo texto constitucional que dará poder al Gobierno para imponer más controles y solventar coyunturas, incluso presiones sociales al tener financiamiento externo.

Por ahora, la oposición mantiene su promesa de seguir con la protesta en la calle como antídoto para  detener la Constituyente.

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