El Gobierno del presidente Nicolás Maduro tiene legitimidad de origen: es producto de un proceso electoral. Sin embargo, las detenciones arbitrarias, la aprensión de dirigentes de oposición y la militarización de las estructuras de poder del Estado, han puesto en tela de juicio el mandato del sucesor de Hugo Chávez.

Este tipo de prácticas se alejan del encuadre democrático y se acercan cada vez más a modelos totalitarios, en opinión del historiador y analista político, Ysrrael Camero.

“Venezuela vive un autoritarismo competitivo en proceso de autocratización, esto quiere decir que se parece cada vez más a una dictadura”, señala Camero.

Los plazos llevados a términos por el Poder Electoral para alargar el proceso revocatorio y la omisión en relación a la convocatoria de las elecciones regionales, o el bloqueo del Tribunal Supremo de Justicia para dejar sin efecto las decisiones emanadas de la Asamblea Nacional, son elementos que indican que el ejercicio del poder es despótico,  a juicio del experto.

“La práctica del poder es despótica, no tiene límites legales, solo la voluntad del poder. Este es un régimen más militarizado que el de (Marcos) Pérez Jiménez porque los militares tienen poder más allá del orden público, tienen control de las estructuras económicas”, señala.

-Pero ¿qué es el autoritarismo competitivo?

Es un régimen híbrido, fundamentalmente autoritario, pero que conserva ciertos rasgos propios de la democracia como las elecciones. Estos tipos de regímenes generan confusión a nivel internacional porque son electos por el pueblo, pero van perdiendo su legitimidad al negarse a ceder o renovar el poder.

-¿Se puede negociar con un régimen de este tipo?

Tienes que empujar a los sistemas autoritarios a que se democraticen y para eso se necesita presión de calle y negociación, estas dos cosas deben estar vinculadas, una no puede sacrificar a la otra. Las movilizaciones ciudadanas crean un clima de agitación que obliga al sistema a moverse de lugar, a ceder en el funcionamiento y la correlación del poder.

¿Fin del “legado Chávez”?

El también historiador Daniel Terán coincide en  que se trata de un régimen híbrido que “mezcla características de la democracia típica y la dictadura típica” y avanza hacia un modelo totalitarista.

“Durante el Gobierno de Chávez se conservaron las elecciones como medio para solucionar las disputas, el libre debate de ideas por la presencia de los partidos políticos, pero comenzaron a aparecer elementos como la lista Tascón o los colectivos que fueron utilizados como herramientas para amedrentar a la oposición”, señala.

-Algunos sectores hablan del fin del chavismo en el poder, ¿hay elementos que indiquen el cierre de un ciclo?

El primer golpe fue la muerte de Hugo Chávez, que era el aglutinador de todas las tendencias del chavismo, esto le resta sostenimiento al modelo político y Maduro no tiene la magia ni el arrastre que tuvo Chávez. Lo segundo es modelo de la revolución se fundamentó en el modelo rentístico petrolero y los precios han caído.

El Gobierno ya no puede basar sus alianzas en ayudas económicas. Por último, la oposición se ha mostrado más unida y por eso gana el 6D, además del contexto de inflación y desabastecimiento.

Maduro en tres años ha acumulado unos niveles de impopularidad equiparables a los del segundo mandato de Carlos Andrés Pérez. El Gobierno se sostiene muy endeblemente.

¿Cómo queda el chavismo si el Gobierno radicaliza su postura?

Si el chavismo quiere sobrevivir, debe negociar y ser más moderado, el problema es que existen tendencias de la ultraizquierda que no están dispuestas a negociar. Hay que medir la correlación de fuerzas porque hay otros sectores que están dispuestos a salvar el legado de Chávez.

Foto: lapatilla.com

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