“Hay que trabajar en pos del bien común ante las difíciles condiciones en las que vive el pueblo venezolano”, dijo el Papa Francisco en su mensaje este Domingo de Pascua desde El Vaticano. Pidió dialogo y colaboración en Venezuela, para lograr vivir en “la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco”.
El Santo Padre comenzó el mensaje diciendo “ante los agujeros espirituales y morales de la humanidad, ante el vacío que se crea en el corazón y que provoca odio y muerte, solamente una infinita misericordia puede darnos la salvación”.
No es la primera vez que el Papa, de origen argentino, habla sobre la situación venezolana. Hace poco más de un año, luego de la muerte de Kluivert Roa, de 14 años, quien falleció el 24 de febrero de 2015 tras recibir un disparo en la cabeza durante una manifestación en San Cristóbal, dijo que nuestro país estaba “viviendo nuevamente momentos de aguda tensión” y animó a reabrir un diálogo “sincero y constructivo” entre sectores políticos y la población.
“Deseo recordar Venezuela, que está viviendo momentos de aguda tensión. Rezo por las víctimas y en particular por el chico asesinado hace pocos días en San Cristóbal“, dijo en esa oportunidad. Un año antes, en el marco de las protestas de 2014, había enviado una
carta pidiendo por el país. “Sigo con particular aprehensión lo que está ocurriendo estos días en Venezuela, auspicio que cesen cuanto antes la violencia y las hostilidades y sobre todo que el pueblo venezolano, a partir de los políticos y las instituciones, lleguen a
la reconciliación”, dijo.
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El 28 de mayo de ese mismo año se reunió con Lilian Tintori, la esposa del dirigente opositor Leopoldo López, en una audiencia en la Basílica de San Pedro. “Me dijo a Leopoldo y a Venezuela mucha fortaleza, ¡Fuerza, fuerza, fuerza!”, comentó Tintori sobre el encuentro.
Después del rezo del Ángelus dominical del 06 de septiembre del 2015, cumpliéndose casi un mes del cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela dijo que era una “dolorosa situación” y envió un mensaje a ambos países para asegurar que “con espíritu de solidaridad y fraternidad, se pueden superar las actuales dificultades”.
Todavía la frontera sigue cerrada.
El Sumo Pontífice se ha caracterizado por ser mediador en conflictos mundiales. Por ejemplo, sus mensajes hacia la crisis de desplazados Sirios no ha cesado y ha exhortado a la comunidad internacional a contribuir con el acogimiento de los refugiados.
Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro la máxima autoridad de la Iglesia Católica también habló sobre los atetados ocurridos en Bruselas el pasado 22 de marzo, que ocasionaron la muerte de 31 personas. Calificó al terrorismo como “una forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo”, haciendo también referencia a los atentados de Turquía, Nigeria, Chad, Camerún y Costa de Marfil.
Hizo especial énfasis en la guerra civil de Siria, que ha dejado “un triste rastro de destrucción, muerte, desprecio por el derecho humanitario y la desintegración de la convivencia civil”, y en los países en guerra de Medio Oriente, particularmente Irak, Yemen y Libia. “Hay que ablandar los corazones para que se pueda promover un
intercambio fecundo entre pueblos y culturas en la cuenca del Mediterráneo y en Medio Oriente”.
“Son una muchedumbre cada vez más grande de emigrantes y refugiados, incluyendo muchos niños, que huyen de la guerra, el hambre, la pobreza y la injustica social”, dijo sobre la crisis de refugiados que se desarrolla actualmente. También lamentó que muchos de ellos mueran o “sufran el rechazo” de los que podrían ayudarlos. Hoy llevó a cabo la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad de Roma y al mundo), y terminó su discurso diciendo “que este mensaje consolador de Jesús nos ayude a todos nosotros a reanudar con mayor vigor la construcción de caminos de reconciliación con Dios y con los hermanos”.