“En Caracas, es imposible caminar. Uno siempre tiene que bajarse de la acera porque las calles están abarrotadas de obstáculos”, dice Doris Fonseca, quien es invidente. “La basura y los árboles en las calles son lo más complicado, pero también están los motorizados, el transporte público inaccesible y la gente que pone música en la calle, eso desorienta mucho a las personas ciegas”, se lamenta.

Las dificultades para utilizar el sistema de transporte o para incluso utilizar las aceras y avenidas de la ciudad fueron las quejas comunes entre los encuestados por Efecto Cocuyo. Invidentes, las personas en sillas de ruedas, con bastones o que presenten algún tipo de discapacidad que les limite la movilidad por la ciudad, aseguran que no se toman medidas de planificación urbana para ayudarlos.

“Existe una muy mala organización y no nos prestan la atención adecuada”, asegura Fonseca, quien trabajó por más de 20 años en el Ministerio de Educación, donde comenzó como telefonista y después se encargó del área donde se producen los libros hablados, donde se atienden las necesidades de una gran población de invidentes, quienes representan el segundo grupo más grande de personas con algún tipo de discapacidad en el país.

De acuerdo con el XIV Censo Nacional de Población y Vivienda realizado en 2011, la discapacidad visual tiene el segundo lugar en número de casos registrados en el país. Las personas con dificultades musculo esqueléticas representan en ese estudio el mayor número de casos en el país con casi 200 mil personas, que son el 0,9% de los 27.019.815 encuestados hace seis años.

En Venezuela no existen datos sobre la cantidad de población con discapacidad desde 2011 y los registros de atención por parte de organismos públicos, especificados en el Boletín Demográfico del Instituto Nacional de Estadísticas de 2013, no se actualizan desde hace cuatro años ni incluyen especificaciones sobre movilidad urbana.

El Metro de Caracas: solución y pesadilla

Para quienes deben movilizarse en silla de ruedas por la ciudad el Metro y el Metrobús son los transportes ideales para trasladarse. Sin embargo, debido a la mala gestión de los operadores y a la cantidad de usuarios que lo utilizan a diario, se convierten en pesadillas.

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Winder Moreno no puede caminar y se moviliza en silla de ruedas a diario desde Puente Carrera en Yare hasta Caracas para trabajar. El joven de 30 años explica que el único medio de transporte público que puede utilizar para trasladarse es el Sistema Metro, que incluye Metro y Metrobús, porque tiene rampas, pero “a veces es complicado porque por la falta de escaleras mecánicas tengo que pasarme de mi estación de destino hasta encontrar cómo subir desde el andén y viceversa”.

“Las transferencias en Plaza Venezuela y en El Silencio son lo más complicado porque los operadores están muy lejos y no hay quien cambie el sentido de las escaleras mecánicas”, dijo Moreno.

Rafael Domínguez es invidente y tiene el mismo problema. Hasta dos horas ha tenido que esperar parado en una escalera para que lo ayuden a bajar.

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Rafael Domínguez en el Metro de Caracas

“El Metro está prestando un muy mal servicio, los operadores no están atentos”, dijo Marisol Domínguez, hija de Rafael, quien vive con él en Casalta 3. “Cuando tiene que pasar por Plaza Venezuela y La Rinconada es difícil porque la gente no tiene cuidado, una vez lo tumbaron y eso que estaba acompañado”, dijo Domínguez.

Rubén Darío Joseph tiene espina bífida por lo que necesita de una silla de ruedas para trasladarse. Se le dificulta llegar temprano a su trabajo en la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional porque “siempre tardo como dos o tres horas en trasladarme de un punto a otro”, dijo Joseph y añadió que el principal problema con el metro son las escaleras mecánicas y la cantidad de usuarios.

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Rubén Darío Joseph en Gato Negro

“Todos los días me monto en el Metro y me devuelvo tres estaciones desde Gato Negro a Propatria porque la gente no me deja montarme. En esta ciudad, hasta cruzar una acera es un problema”, dijo Joseph.

“El problema es que no hay gestión pública, aquí nadie sabe qué hacer para mejorar la vialidad y uno es el que se ve vulnerado. No entienden que las aceras y el transporte son necesarios”, dijo Andreina Molinos, docente jubilada de 52 años quien se moviliza con un bastón por Caracas porque sufre de artritis y fibromialgia, una condición neurológica que causa fuertes dolores musculares crónicos.

El Consejo Nacional para las Personas con Discapacidad (Conapdis), con el fin de hacer cumplir el artículo 68 de la Ley para Personas con Discapacidad, promulgada en 2007, recogió información a través de XIV Censo Nacional de Población y Vivienda realizado en 2011, luego el INE publicó su Boletín demográfico de atención para la discapacidad en 2013. Sin embargo, en ninguno de los estudios realizados se plantean las necesidades en materia de planificación para la movilidad urbana.

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