En la década de los años 60, la carrera por conquistar la Luna iba en ascenso. Era, prácticamente, la meta más importante del mundo; y, claro, de Estados Unidos.
“Hemos decidido ir a la Luna en esta década, y también afrontar los otros desafíos, no porque sean fáciles, sino porque son difíciles, porque esta meta servirá para organizar y medir lo mejor de nuestras energías y aptitudes, porque es un desafío que estamos dispuestos a aceptar, que no estamos dispuestos a posponer […]”, pronunció John F. Kennedy, presidente de los Estados Unidos en ese entonces.
La misión Apolo 11 cumplió su cometido el 20 de julio de 1969: no solo puso a tres hombres a caminar sobre nuestro satélite y los trajo de vuelta a la Tierra, sino que también posicionó a Estados Unidos en el primer lugar de la tan disputada carrera espacial.
Pero, entre tanto éxito, tal vez no sabías que dos zulianos tuvieron un papel clave en la misión Apolo, incluida la 11.
Sí, está leyendo bien. Dos zulianos.
Se trata de los doctores Héctor Rojas y Humberto Fernández Morán, dos genios que salieron de Maracaibo y llevaron sus logros hasta la Luna.
El primer astrofísico de Venezuela
Héctor Rojas nació en Maracaibo, estado Zulia, el 10 de junio de 1928. Se convirtió en el primer astrofísico venezolano, tras graduarse con los máximos honores de la Universidad de La Sorbona, en París.
En los 60, se incorporó como científico del Programa Lunar Apolo de la agencia espacial estadounidense NASA: el mayor experto en el suelo lunar, incluso asesoró a Neil Armstrong, Eduin Aldrin y Michael Collins, los astronautas de la misión Apolo 11.
Rojas, también matemático, fue autor del método de “Transformaciones Sucesivas” de observaciones astronómicas.
Sabía tanto sobre la Luna que en ese momento adelantó que pueden producirse temblores o sismos en la superficie lunar, un hallazgo que se comprobó en el año 2019 y al que la NASA nombró de forma amigable como “lunamotos” (moonquake).
Y, claro, Rojas hizo todos esos cálculos a mano, sin el internet ni los smartphones que tenemos ahorita.
Más que un bisturí de diamante
El Dr. Humberto Fernández Morán también nació en Maracaibo, estado Zulia, el 18 de febrero de 1924.
Fernández Morán es conocido por ser una de las grandes mentes venezolanas: fue un médico experto en Neurología y científico especialista en ciencias físicas y biológicas que contribuyó además con el desarrollo del microscopio electrónico.
También, fue fundador del Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (Ivnic), precursor del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic).
El mayor reconocimiento de Fernández Morán llegó en 1967, cuando recibió, entre muchos otros premios, la medalla John Scott, en Filadelfia, por su gran invento: el bisturí de diamante, un instrumento con una pulgada de largo y un filo de entre 20 y 50 Angstroms de espesor.
Un Angstroms equivale a una millonésima de milímetro o el diámetro de un átomo, por lo que este bisturí es considerado como el avance más importante en lo referente a los instrumentos quirúrgicos desde el bisturí de acero.
Fernández Morán solía utilizarlo para cortar pequeñísimas secciones del cerebro y de los nervios que posteriormente examinaba bajo un microscopio superconductor de electrones.
Por ese mismo bisturí, Fernández Morán también recibió una propuesta de nominación al Premio Nobel en Estados Unidos, pero la rechazó porque debía adoptar la nacionalidad estadounidense… y no quiso dejar de ser venezolano.
Fernández Morán permanecía en Estados Unidos debido a que fue expulsado de Venezuela tras el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez en 1958.
De Maracaibo a la NASA
¿Qué hacían estos dos “maracuchos” en la NASA? Pues, cada uno tenía un papel clave en el “gran salto de la humanidad”.
Rojas estimó los cálculos matemáticos que llevaron al elegir el sitio idóneo para el alunizaje del módulo lunar: el Mar de la Tranquilidad.
La noticia fue anunciada el 19 de julio de 1969 por el diario El Universal como una “exclusiva”. Ya los astronautas habían despegado unos días antes.
Mientras tanto, Fernández Morán dirigió la investigación físico-química de las rocas lunares traídas por los astronautas, que se cortaron gracias a la tecnología desarrollada en su bisturí de diamante.
¿Por qué “no tuvieron” mayor reconocimiento?
Realmente, sí lo tuvieron. Pero en la NASA. Tras el éxito innegable de la misión Apolo 11 hubo más de 400 mil científicos: todos importantes y reconocidos por igual.
De hecho, los informes íntegros de las investigaciones de Rojas y Fernández Morán pueden ser consultados en el Servidor de Reportes Técnicos de la NASA, donde reposan todos los reportes científicos de las misiones espaciales que la agencia estadounidense ha ido digitalizando y subiendo desde 2013.
Más bien, el reconocimiento de estos dos zulianos fue mínimo en su país natal, por muchas razones como la indiferencia hacia los logros científicos.
Sin embargo, sus nombres no suenan más allá que el de una carretera, algunos salones de institutos o un premio, en el caso de Fernández Morán; pero el de Rojas es más anónimo.