Las marchas dejaron de ser tan rentables, como en otras épocas, para los vendedores. La inflación ha mermado a las posibilidades de llevar todos los “coroticos” para salir a manifestar. Atrás quedaron los días en los que se salía a una convocatoria con el “kit” completo: gorras, franelasbanderas y cintas de acuerdo con la ocasión.

Este #1S, la mayoría de los caraqueños salieron sin estrenos. Algunos hasta con franelas en las que invirtieron en 2012, con la sonada frase de “Hay un Camino” en la espalda, de cuando el fallecido presidente Hugo Chávez y el candidato Henrique Capriles se midieron en unas elecciones presidenciales.

Diversos fueron los puntos donde se concentraron los opositores y los oficialistas, cada uno por su lado, claro está.

Sin embargo, nunca faltó algún vendedor de café o de agua para despertar o hidratar a los presentes. La estimulante bebida se mantuvo presente  tanto en la marcha de la avenida Bolívar como en la Francisco de Miranda, a 100 bolívares el más pequeño. No obstante, el precio del agua variaba en algunos puntos: una botella de 500 ml podía costar 200 bolívares en algunos sitios; en otros, hasta 300 bolívares.

La indumentaria y demás accesorios también variaban dependiendo del sitio de protesta. En una redoma ubicada en La Urbina, lejos de los lugares de concentración, un hombre exhibía banderas del tricolor nacional. Una de tamaño mediano rondaba los dos mil bolívares; una un poco más grande, suficiente para cubrir la espalda de un manifestante, ascendía a 4 mil bolívares.

Los accesorios para la marcha (2)

Las franelas variaban en mensajes y ofertas. Las más sencillas se ofertaban en la avenida Bolívar en mil bolívares, mientras que mensajes como “El que se cansa pierde” o “Revocatorio ya” podrían significar gastar unos mil bolívares más en sitios como Los Palos Grandes y Altamira.

Las famosas gorras tricolor se ofertaban dentro de la “marea roja” en 500 bolívares, pero en los puntos de la oposición la factura se duplicaba. También en la avenida Bolívar se vendían llaveros a unos solidarios 50 bolívares, con la forma de los bigotes del presidente Nicolás Maduro.

Pintarse la bandera de Venezuela en la cara salía en unos 200 bolívares. Tanto en el punto de Parque Cristal como en El Marqués era común ver este tipo de “rebusques” entre los vendedores. Otros productos populares por su precio fueron los silbatos y las cintas o brazaletes, asequible por solo dos billetes de 100.

No obstante, las banderas y franelas fueron las menos demandadas a los vendedores. “Te la dejo a 2.500”, ofrecía un hombre a otro que preguntó por el precio de una bandera de 3 mil. Muchos prefirieron llevar indumentaria de sus partidos políticos, ropa casual de color blanco (como símbolo de paz) e, incluso, hasta a experimentar dibujarse sus propias banderas en alguna franela desgastada.

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