CAR01. KINGSTON (JAMAICA), 22/05/2016.- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro (i), durante una reunión con el primer ministro de Jamaica, Andrew Michael Holness (d), hoy, 22 de mayo de 2016, en la ciudad de Kingston (Jamaica). EFE/PRENSA MIRAFLORES/ NO VENTAS / SOLO USO EDITORIAL

Hace menos de dos semanas, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, había dirigido una carta al presidente Nicolás Maduro. Este martes 31 de mayo, dirigió otra carta, pero esta vez a la presidencia del Consejo Permanente del organismo para solicitar que se hable del tema venezolano. Aunque la acción del uruguayo pone presión sobre el Gobierno, especialistas en la materia aseguraron a Efecto Cocuyo que Venezuela aún guarda algunas alianzas bajo la manga: las islas del Caribe.

La amenaza de una posible activación de la Carta Democrática ha obligado a Maduro a tomar medidas para “esquivar” los esfuerzos de Luis Almagro. Para la internacionalista Giovanna De Michele, una de las posibilidades es el lobbying. La otra, es preservar las relaciones con la Comunidad del Caribe (Caricom), donde aún Venezuela posee un rango de acción importante.

Carlos Luna, profesor e internacionalista, también coincide en que Venezuela busca reforzar esas mismas alianzas. “Viajó a Jamaica, que es uno de los principales miembros del Caricom y la cabeza de bloque. También a Trinidad y Tobago“, advirtió, “trata de influir sobre estos dos actores para impactar sobre el Caribe“.

El especialista agregó que la comunidad caribeña tiene un peso de 12 votos en el marco del Consejo Permanente. Los respectivos viajes del presidente Maduro a Jamaica y Trinidad y Tobago se concretaron el 21 y el 23 de mayo, respectivamente.

Aunque el secretario general indicó en el documento que en ocasiones anteriores había sido invocada la Carta Democrática —en Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Honduras e, incluso, Venezuela—, los especialistas señalaron que, en la mayoría de los casos, no se activaron las disposiciones propiamente, sino vías alternas como mesas de trabajo o grupos para promover el diálogo.

La activación de la Carta Democrática continúa siendo una posibilidad; sin embargo, a pesar de que no se llegue a ejecutar, la situación incrementa aún más la presión internacional sobre el caso venezolano.

“Independientemente de que se active o no se active, es un elemento de presión importantísimo. Especialmente en este momento en que Venezuela necesita tanto la ayuda internacional“, explicó De Michele, “esto afecta el posicionamiento del país”.

No obstante, aunque el Gobierno venezolano mueva las fichas en el Caribe para prevenir la activación, Luna señaló que duda que Almagro se quede solo. “Ningún político va a arriesgarse a asumir una decisión de ese calibre con el riesgo de perder“, dijo.

Por segunda vez

Las disposiciones de la Carta Democrática ya habían sido aplicadas en Venezuela anteriormente. La primera vez ocurrió un año después de su establecimiento, en 2002, y fueron solicitadas por el entonces presidente Hugo Chávez. En ese momento, bajo el argumento de que se había producido una ruptura constitucional.

A pesar de haberse concretado en aquella oportunidad, la situación de 2002 dista de la de 2016, advirtieron los especialistas. Para el internacionalista Sadio Garavini, las diferencias recaen en los intereses políticos.

“Al Gobierno actual no le interesa que la comunidad democrática internacional tenga presencia en la crisis nacional, porque en los últimos meses se ha visto una violación clara de la Constitución. Además, están los presos políticos y la censura a la prensa. No están interesados en que la comunidad internacional tenga presencia”, expresó Garavini.

De Michele agregó que en 2002 se activó el primer paso, la convocatoria del Consejo Permanente. La respuesta fue la conformación de un mecanismo democrático, con una comisión encabezada por el expresidente colombiano César Gaviria.

El escenario del presidente Maduro es distinto al de su predecesor y, por lo tanto, no  aceptan las acciones que promueve Luis Almagro. “Cuando Chávez, hubo una ruptura institucional que desfavorecía al Gobierno. Ahora que son ellos los que violan la Constitución, no les interesa“, aseguró Garavini.

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